Cuadro "Latidos del Océano"

Esta obra es una celebración de la inmensidad de la vida marina y de nuestra conexión con ella. Quise capturar un momento de paz, respeto y admiración, donde la figura humana y la ballena, enormemente distintas en tamaño y naturaleza, se encuentran en un espacio compartido de serenidad. La escala de la ballena, tan imponente y majestuosa, comparada con la figura humana, parece minúscula en su presencia pero llena de curiosidad y valentía, es una representación de la humildad que sentimos ante la naturaleza.

Evoca la atmósfera silenciosa y envolvente del océano, creando la ilusión de profundidad y misterio en el océano. Busqué que el espectador se sienta sumergido en ese ambiente, como si él también estuviera flotando y observando a la ballena en su mundo.

La presencia de los delfines, nadando en armonía cerca de la ballena, añade un elemento de comunidad y equilibrio en el vasto espacio oceánico. Estos animales, a menudo considerados símbolo de inteligencia y juego, ofrecen un contraste con la serenidad de la ballena, que se mueve con una calma imponente. La figura humana, sola con sus gafas de buceo y aletas, representa la vulnerabilidad y la conexión que buscamos con este mundo submarino. Ella está allí, no para invadir, sino para observar y aprender.

Es como un recordatorio de la barrera entre nuestro mundo y el de ellos, pero al mismo tiempo, de la curiosidad humana por trascender esos límites. Con esta pintura, espero que cada espectador se sienta llevado a este encuentro pacífico y meditativo. Quiero que, por un momento, puedan ver el océano desde una perspectiva de humildad, sintiendo la grandeza de la vida marina y, a la vez, la paz que emana de estar en armonía con el entorno. Es un recordatorio de que, aunque pequeños, somos parte de un vasto y asombroso ecosistema, y que en ese espacio de respeto y admiración, encontramos un sentido de pertenencia.