Cuadro "Susurros en el Verde Azul"

Este cuadro, pintado en acrílico sobre lienzo, surge de la contemplación del silencio profundo del océano. Representa a una madre ballena y su cría, un instante suspendido entre la inmensidad y la ternura, el encuentro de una madre ballena y su cría, ascendiendo lentamente hacia la superficie, hacia la luz y el oxígeno.

Más que una escena marina, es una metáfora del cuidado y la continuidad de la vida: la fuerza de quien guía y la fragilidad de quien comienza. Es un canto íntimo entre dos almas que flotan unidas en la inmensidad del océano.  La elección del monocromo en tonos verdiazules refuerza la atmósfera acuática y envuelve al espectador en la sensación de estar inmerso en ese universo silencioso y vasto.

Los tonos verdiazules simbolizan la vastedad y el misterio marino. El trazo fluido y la composición diagonal evocan movimiento, mientras que la cercanía entre ambas figuras transmite ternura, protección y continuidad. La obra se convierte así en un homenaje a la fuerza vital y a los lazos invisibles que sostienen la existencia en medio de la inmensidad. Más allá de su representación marina, Susurros en el Verde Azul se alza como metáfora universal del vínculo entre madre e hijo, del cuidado y de la esperanza que navegan en los océanos interiores de cada ser humano.